15.8.12

Reincidentes.


"Somos reincidentes, como Elizabeth Taylor y Richard Burton".

Qué mejor que parafrasear a J.Sabina para definir a la perfección la suerte desgracia de Dolçe y Pelot.
Reincidentes como el delincuente más perdido del planeta, reincidentes como el dependiente más colgado entre los colgados. Reincidentes de los amores torcidos y los hombres pendencieros. 
Así somos...

6.8.12


- ¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
- ¿Color rojo?. Querrá decir negro.
- No. Se puede tener un día negro porque una ha engordado, o porque ha llovido demasiado, estás triste  y nada más. Pero los días rojos son terribles. De repente se tiene miedo y no se sabe porqué. 

Breakfast at Tiffany´s 

29.7.12


Ese es el problema. Esperamos demasiado. Esperamos algo que sabemos de antemano que no va a suceder. Esperamos que las cosas cambien, porque si cambian será señal de que por fin hemos vencido y tendremos lo que queremos. Pero no nos damos cuenta que las cosas están ya tan sobadas y viciadas que esperar un cambio es como vivir una epifanía. 
A veces para cerrar las cosas hay que exponerse. En las relaciones uno siempre se expone a que todo se vaya a la mierda. Así es. Ayer leí en twitter ¿Nos tragamos el orgullo un momento, escribimos un final a nuestra historia y nos vamos a la mierda? y pensé tragarse el orgullo = exponerse. Exponerse = estar dispuesta a recibir palos.  Yo creo que algunas historias merecen al menos ser cerradas, porque si las dejas a medio cerrar un día llegan y se te abren en canal. 

27.7.12

Café Bombón

Querida Dolçe...

Esto iba a ser un comentario a tu anterior entrada, pero se ha liado la cosa y he acabado aquí.

Quiero ser clara desde un principio, decirte que nosotras podemos hablar desde el resentimiento como ellos pueden hablar desde la soberbia y el rencor.
Ahora no nos vamos a poner extremistas, todos tenemos una maleta llena de historias, por lo tanto nuestra voz va cambiando según se añadan vivencias a esa maleta. Nadie permanece impasible a las relaciones y eso lo sabemos nosotras y lo saben ellos. Pero a muchos hombres les encanta achacar cualquier acto y palabra de la mujer a su innata neurosis latente. Nadie quiere admitir que ha podido tratar mal a otro, es mejor pensar que el problema está en la otra persona y aquí paz y después gloria. Recuerda cuantas mujeres han quedado de locas en una historia contada por hombres... (Nuestra preferida, o una de ellas, es Juana la loca... loca, pero de amor).

No tenemos que dejar que nos haga creer nadie, ya sea hombre o mujer, que somos unas amargadas o rencorosas… Puede que en momentos nos sintamos así, pero esto es como lo de tu prueba en la entrevista de trabajo, ¿quién tiene la culpa de que yo me sienta así…?
En cualquier caso, estando amargadas o no, somos capaces de amar una y otra vez, cosa que no todo el mundo puede hacer, a pesar de que sean estupendos/as y tengan la respuesta para todos los enigmas de la vida y el corazón.

Solo te digo que mi voz puede tener un regusto amargo, pero bajo ese poso, como ocurre en el café bombón, está lo dulce, porque nos queda mucho… y nuestras historias son tristes porque dimos infinito y apenas recibimos, pero aún tiene que llover mucho para que nos compremos una pizarra en la que apuntemos nuestras conquistas y su puntuación.
Este punto es el que hace sentirme muy tranquila con respecto a lo que puedan decir los demás.

Siempre con la cabeza alta, Dolçe, no hay nada de lo que avergonzarse.

26.7.12

Una leyenda sin pasión

Los tíos y las tías somos diferentes. Podría divagar sobre mil teorías que respaldaran esta afirmación, pero no lo haré porque los hechos hablan por si solos. Nosotras damos importancia a una serie de cosas que ellos simplemente ni contemplan y ellos, ellos es que a veces no dan importancia a nada. Está mal decirlo, pero puede ser que si hablemos desde el resentimiento. Ese resentimiento que te dejan las relaciones en las que tú has dado cada átomo de tu ser y ellos, por el motivo que fuere, no te han querido de la misma manera. Dicen que hay muchas maneras de querer. Yo creo que sólo hay dos maneras. O se quiere o no se quiere. Es simple y efectivo. Y deberías dejarnos de pamplinas y cambiar el chip de una vez. No creo que sea tan difícil saber si quieres a alguien o no. No lo creo. Aquí no hay grises ni claroscuros. Si me quieres querrás estar conmigo, si no me quieres no querrás estar conmigo. La ecuación es sencilla. Entonces ¿dónde fallamos?. ¿Que es lo que hace que nos enganchemos a relaciones con gente que sabemos que no nos quiere?, ¿porqué preferimos las migajas del sexo para seguir teniendo algo?, ¿nos enamoramos solas?
Nos enganchamos porque tenemos idealizada la relación en primer lugar y a él en segundo lugar. Preferimos el sexo porque es la única vía de comunicación que nos queda. Y no, no nos enamoramos solas. Lo que pasa es que incluso después de muchos años parece ser que tú has vivido un drama a lo leyendas de pasión y él una película de Jean Claude Van Damme.
¿Veis como somos diferentes?.  Yo creo que tenemos todo el derecho a hablar desde el resentimiento. 

Pandora y su teoría del pene épico

Pelot hizo el descubrimiento del siglo. Un artículo que no os dejará indiferentes. Un artículo sobre cómo este mundo está plagado de machos insípidos que tienden a llegar y poner vuestra vida patas arriba. Esos que no se quieren comprometer, porque comprometerse significaría que ya no podrán hacer esa vida de "hola. soy soltero. salgo con mis amigotes y me follo todo lo que se menea". Creo, sin duda, que a muchas os sonarán estos argumentos.
Queridos hombres que sufrís el síndrome del pene épico. Tranquilos. Dios nos puso en el mundo para algo más que para cabalgar en vuestras piernas.

10.3.12

Manuales éticos: No more milongas.

No hace falta que me cuentes milongas para acostarte conmigo.
Probablemente sea más hombre que tú, y entre otras cosas a mí también me gusta follar.

Ahí queda.