Cuando uno se enfrenta a su pasado se arriesga a que su futuro se tambalee. No es como si de repente algo inesperado te sorprendiera, no, es más bien como si fueses una cazadora de tornados, de esas de las pelis que los siguen por todo el país para estudiarlos en su momento de máximo apogeo y por lo tanto de máximo peligro. El pasado casi siempre es como un tornado que te arrastra y hace volar todo por los aires, un caos que consciente o inconscientemente has buscado. No es por esa ley universal que dice que segundas partes nunca fueron buenas, podría contradecir dicha ley con miles de historias que han terminado con finales felices, es más bien, porque hay historias que no avanzan. Da igual que hayan pasado 2 o 8 años, o 20, porque lo realmente jodido es que lleváis en el mismo punto desde el minuto cero. Yo siempre he creído que las relaciones se basan en pasos, en etapas, no tienen porque ser iguales para todos, no todos deben casarse, o tener hijos. Cada pareja se rige por diferentes códigos. Pero si una pareja se estanca, se queda en mismo peldaño durante mucho tiempo, todo vuela por los aires. Y no hay superglue que pueda recomponer tus piezas después de un tornado del pasado.
Lo mejor para superarlo, es quedar con tu pasado, tomarte una cerveza, reírte y darte cuenta de que estabas enamorada de un fantasma. Que ese pasado ya no es como era, o posiblemente sigue siendo como era, pero eso a ti ya no te vale. Después os volvéis modernos y os contáis vuestra vida sentimental, obviando el hecho de que todavía se te eriza todo el cuerpo cuando te roza por casualidad.
Eso es lo mejor, dejarse de historias, dejar de perseguir tornados para saltar por los aires. Porque puede que tu pasado fuese la persona perfecta en su momento, pero ahora, ahora prefieres quedarte en casa viendo una peli de cine negro en vez de salir a buscar aventura que te vuelva imposible de recomponer.