Nuestro mundo no se rige por esa justicia divina de la que hablan algunos, ni existe la probabilidad ni la suerte. El nuestro es un mundo gobernado por la aleatoriedad, el absurdo y sobre todo por la sinrazón. Así que podemos afirmar que reina la injusticia divina, la improbabilidad y la desafortunada suerte… Y todo esto nos lleva a la Teoría Suprema, la madre de todas las teorías, casi una verdad absoluta, algo que debemos asumir y admitir como parte de todo lo demás:
Nunca, y cuando digo nunca es NUNCA, llegaremos a entender nada de lo que nos sucede, y cuando digo nada es NADA.
Y es porque nuestro mundo no es como aquel del que nos hablaban cuando éramos niñas, no es lógico. Así que bienvenidos a un mundo loco y desequilibrado, y por lo tanto a teorías llenas de verdad.
Nunca, y cuando digo nunca es NUNCA, llegaremos a entender nada de lo que nos sucede, y cuando digo nada es NADA.
Y es porque nuestro mundo no es como aquel del que nos hablaban cuando éramos niñas, no es lógico. Así que bienvenidos a un mundo loco y desequilibrado, y por lo tanto a teorías llenas de verdad.